Por: Andrés Fernando Gómez Pertuz *
Todavía
no hemos mirado al ojo del abismo, todavía no.
De aquella oscuridad abismal solo nos llegan los contornos.
La humanidad parece siempre danzar al borde de su aniquilamiento, pero no logra dar el paso definitivo, y como toda catástrofe, lo malo nunca es tenido en cuenta hasta qué sucede.
Si esta triste especie lograra ser arrasada, ¿qué testigos quedarían?, quisiera pensar felizmente, que los arqueólogos de otras civilizaciones levantarán una piedra y de esta saliera poesía.
Que de todos los idiomas brotaran, espeso y salvaje, un torrente incontrolable de rimas, de figuras literarias, de metáforas, de amores perdidos y quien sabe otras bagatelas.
Que en un mundo que muere, el arte sea el testimonio de la vida.
*Antropólogo de la
Universidad del Magdalena y paisano de Gabriel García Márquez
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